MI VIDA DE AMARILLO 35.
Tropecé con un cacharro metálico. No sé en donde tenía la mente, pero lo cierto es que no lo vi, y como no quería caerme, hice lo posible para recuperar el equilibrio. No hubo remedio. Me di de bruces contra el suelo. Estaba solo en un rincón absurdo del hospital, y nadie me vio. Me recompuse lo más rápido que pude y maldije mi torpeza. No me había pasado gran cosa, tan solo un pequeño rasguño en un codo y otro en una rodilla. Comienzo a andar para continuar con mis tareas. Hoy estoy en la planta de traumatología, y todo son idas y venidas. Que si llevo a un paciente a una radiografía, que si a otro a una ecografía, otra radiografía, y otro escáner, y otro y otro… y que si levanto a un recién operado de una pierna, que si aseamos a una paciente recién operada de la cadera, que si llevo una analítica al laboratorio, que si llevo una petición de sangre al banco de sangre; un paciente que recibe el alta y hay que llevarlo en silla de ruedas hasta la puerta, otro que acaba de salir del q...