MI VIDA DE AMARILLO 11.

 

Soñar… A veces sueño mientras atiendo a los pacientes… Estoy con ellos, y a la vez los veo más allá de las ventanas del hospital. Es una manera de ayudarme a mí mismo a conseguir de ellos una sonrisa, un aliento, una esperanza…Pero no me gusta que mis pacientes se cuelen en mis sueños mientras duermo. Mis sueños nocturnos se convierten en pesadillas, y en cierto sentido, parte de mi trabajo se extiende mucho más allá de mi jornada laboral, y al despertarme me sigo sintiendo cansado.

Muchos de mis seres queridos estaban esperando: mi mujer, mis hijos, algunos de mis hermanos y de mis amigos, mi madre y mi padre que aparecen desde el otro lado de la muerte; todos están esperándome llegar en un coche Ford Model 18 V-8 de color negro… y entre todos me ayudan a bajar al paciente… Lo trasladamos a una casa vacía donde no le espera nadie, y no sabemos cómo va a cuidarse… Me preguntan y yo no sé qué responder.. La aparición de mis padres en mis sueños me causa dolor. La preocupación de mis seres queridos me causa dolor…

Se llama como mi segundo hijo: Tomás. Un paciente al que ayer dieron de alta en el hospital, después de haber estado ingresado durante más de un año. Y esta noche he estado soñando con Tomás, nuestro expaciente. Toda la noche.

Tomás tiene algo más de sesenta años, está paralítico de cintura para abajo y sufre de varias dolencias; por eso ha permanecido durante tanto tiempo en el hospital, pero era de los pocos que no estaba contagiado de coronavirus, y para evitar que se contagiara, le han dado el alta y lo han enviado para su casa.



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