MI VIDA DE AMARILLO 14.

 

Noche de verbena en el hospital. Nos lo han llenado de ancianos llegados directamente de residencias. Todos con covid, todos muy enfermos, todos desorientados, todos amedrentados… Entramos en la habitación: “¡Buenas noches, caballero! ¿Qué tal estamos?” Y el hombre se tapa el rostro con la sábana y grita y tiembla… tiene terror a que le hagamos daño. Le miro la pulsera y veo su nombre, y le explico a don Cipriano que estamos allí para cuidarle, que no tiene porqué temernos.

En temporada de gripe suelen ingresar muchos pacientes en nuestro hospital, y un buen porcentaje son personas mayores que viven en residencias, pero no suelen ser tantos como ahora, ni vienen tan mal, ni los ves sufrir tanto como los que tenemos ahora, ni fallecen tantos. Ahora están muriendo muchos. Duran poco en el hospital, y traen más… casi todos sufren demencia en mayor o menor grado. Todos se sienten agredidos y tienen miedo a ser maltratados. La otra noche se nos murieron tres, durante el día murieron cuatro… y esta noche otros tres… Mueren demasiados…

Muchos de mis compañeros están cansados. No es un cansancio físico, -aunque también-, es más bien el desgaste de los sentidos… Yo diría que “nos duele el sentimiento”… y es que ya a estas alturas, después de tanto y tanto… nos cuesta sonreír… es que es difícil encontrar palabras de ánimo para los pacientes que están solo unos días con nosotros … sufriendo… el dolor de pecho… la imposibilidad para respirar… la tos seca y persistente… la soledad… el desconsuelo… el miedo… y la muerte.

Así que esta noche, una de mis compañeras de turno nos ha traído una descomunal tortilla de patatas casera y una generosa ensalada de pimientos, ha echao una sábana limpia a modo de mantel encima de la mesa que usamos habitualmente para comernos el bocata,  y nos ha invitado a darnos el festín remojado con zarzaparrilla; hemos celebrao nuestra particular verbena de San Isidro… y para recordarlo, y volver con fuerza y bien chulapos a las habitaciones para reencontrarnos con nuestros pacientes, nos hemos tirado una foto haciendo un poco el payasete… Porque ya lo dijo el maestro: “El humor es la diferencia que existe entre nuestros deseos y la realidad[1].



[1] Entrevista a José Luis Alonso de Santos

(El Faro de Ceuta, 18-IX-1985).

 

 

 

               

 

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