MI VIDA DE AMARILLO 17.
Regreso de unos días de vacaciones y me encuentro el hospital totalmente reorganizado. Una planta entera se ha dejado preparada para recibir a pacientes contagiados por el virus, y supongo que para darme una especial bienvenida, mis jefes han decidido asignármela durante una semanita. La planta aún está vacía de pacientes, porque aún no nos ha llegado ninguno contagiado por el dichoso virus que lo cambió todo y que tanto nos hizo sudar y provocó tanto desatino, estrés, sufrimiento y espantosas muertes en nuestro hospital.
Como no tengo aún ningún paciente que atender, ayudo en las tareas generales de retén, que son casi todas bastante mecánicas y aburridas.
Mientras esperamos con temor la posible llegada de los pacientes infectados por
el SARS-CoV-2, desempolvo mi "casco-pantalla", que no veía desde
principios de junio, y compruebo que el armario de nuestro retén de celadores
está repleto de EPIs de todas las tallas... Esperando...
Hoy he hecho el ingreso
de José Luis, un señor que ha llegado solo en la ambulancia, que no sabe dónde
está, que no sabe porqué le han traído al hospital, que cree que le acompaña su
sobrino, y que muestra una sintomatología muy afín a la enfermedad provocada
por este maldito virus. Mañana le hacen las pruebas... Ya veremos...
Durante unos minutos de
descanso para un café, una compañera recibe una llamada de su pareja que lleva
varios días malucho con fiebre alta y mucha dificultad para respirar. Mi
compañera acaba de cumplir 29 años. Su pareja le dice por teléfono que ha dado
positivo. Ella habla con nuestro jefe y él le dice que se tiene que ir a casa,
que mañana hablará con salud laboral. El virus acecha. Por todas partes.
Desde la última ocasión
en que usé mi casco de protección contra el coronavirus he estado con la idea
en mi cabeza de que el día en que vuelvan a ingresar en nuestro hospital
pacientes de COVID, dado lo peculiar de nuestro centro hospitalario, es que
probablemente la crisis sanitaria en Madrid haya vuelto de manera similar a la
anterior situación. Ojalá no sea así. Eso espero.
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