MI VIDA DE AMARILLO 3.
MI VIDA DE AMARILLO 3.
Y todo ello me provocó una
depresión, que hasta hace poco creo que no había superado… o quizá aún en este
tiempo todavía persista, pero intento aliviar con amor y un poco de humor.
Pero lo cierto es que hasta
estos últimos días, que de repente ha habido tantos cambios con esto de la
pandemia, que lo ha desestabilizado todo, no me había planteado, quizá porque
no lo había sentido hasta ahora así, que ambas vocaciones, la interpretación
actoral y la asistencia sanitaria, me devuelven un Juan Alberto López tal vez
más completo, tal vez más genuino. Hasta hace poco me decía a mí mismo que no
iba a poder aguantar por mucho tiempo el estar sin ser quien “verdaderamente
soy”… Por las noches se me han estado multiplicando las pesadillas relacionadas
con los escenarios perdidos, las cámaras que me olvidaron y los versos que aún
sonando en mis vísceras y poblando mi voz, fueron abandonados por los oídos…
pero en las últimas fechas, cuando los dramas en vida se suceden día a día,
minuto a minuto durante mis largas e intensas jornadas laborales en el hospital,
algo diferente y nuevo me hace comenzar a sentir que lo sanitario y lo
dramático (en el más auténtico sentido del término), y al menos en la esencia
de ambos mundos, tienen más en común de lo que yo pudiera sospechar antes de
ahora.
Así pues, si algún día tuve
la osadía pretenciosa de definirme a mí mismo como un “actor dramaturgista”,
hoy empiezo a sentirme más bien, como un “Actor sanitario” o un “Actor
celador”… o algo así… y aunque no sé muy bien porqué quiero hacerlo, me gustaría compartir
por este medio algunas de mis experiencias, sensaciones, emociones y
sentimientos durante mi modesta participación en esta batalla que estamos
librando todos contra este puñetero virus que nos tiene… o mejor dicho, os
tiene encerrados a tantos en casa… porque quizá a vosotros también os apetezca
compartirlos conmigo…
Ahora
ya me siento MÁS FUERTE…
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