MI VIDA DE AMARILLO 30.

 

Sus ojos eran poesía con la que se despedía de mí para siempre. Aquella última mirada fue un poema que me dedicó Carlos antes de irse.

Mirar de frente a la poesía misma, reconocerla viva y frente a mí, fue lo mismo que encontrarme cara a cara con la muerte. Fue como una ola grande en la orilla del mar, que te golpea en la cara y te arrastra todo el cuerpo.


Carlos era un paciente con el que charlaba en francés por las tardes durante mis visitas a su habitación. Bueno, miento, porque lo poco que ya recuerdo del francés que aprendí en el colegio, y que apenas he practicado a lo largo de mi vida, sólo me permite chapurrear frases sueltas, casi incomprensibles, y repetir las pocas palabras que recuerdo por aquí y por allá… pero a Carlos y a mí, nos parecía una charla en francés, o mejor dicho, disfrutábamos jugando a que lo era…

Este juego de “hablar en francés”, siempre ante la perplejidad de mis compañeros sanitarios, comenzó porque un día me contó Carlos que años atrás había corrido picarescas aventuras en Marsella. Yo le conté que también había visitado alguna vez la ciudad y sus playas, y además averigüé que en sus tiempos mozos Carlos hizo algunos pinitos como crítico de cine. Ahí empezó una entrañable complicidad entre Carlos y yo.

Otro día me contó que se había ganado la vida como ingeniero industrial, y que una de sus aficiones preferidas era el gusto por la filosofía, que por eso también se licenció en filosofía y letras, y a veces yo le mencionaba algún filósofo conocido y a él le brillaban los ojillos, y me hacía algún comentario sobre él… y sonreía…

Carlos tenía miedo a caerse cuando le movíamos en su cama para asearle. Se ponía muy tenso, y a pesar de tener un cuerpo menudo, la resistencia que nos ponía, agarrándose con toda la fuerza de su bracitos esqueléticos a lo primero que pillara, era difícil de superar sin temor a hacerle daño. Sin embargo, él y yo conseguimos confiar el uno en el otro.

Conforme sus días se iban acabando, Carlos parecía tener más dificultad en reconocerme. Yo le repetía siempre:

-“Don Carlos, ¿se acuerda usted de mí? Soy Alberto. Confíe en mí, por favor. Relájese, que no le va a pasar nada…”- 

A veces se lo decía en francés “chapucero”; pero si bien al principio de esos días, a veces se reía y se relajaba, a medida que fue pasando el tiempo, dejó de responderme. Dejó de devolverme mi saludo en francés, dejó de responderme a nada que intentara decirle en ese idioma, como si se hubiera olvidado; como si el olvido se apropiase de él poco a poco, hasta que llegó a no responderme a ningún saludo ni comentario en francés ni en español; hasta que dejó de responderme a nada; hasta que dejó de reconocerme por completo; hasta que dejó de mirarme a los ojos…

Pasaron muchos otros días sin que estuviera Carlos con nosotros, aunque todos esos días, obviamente, seguimos atendiéndole. Él ya no nos miraba, ya no hablaba, y parecía que no estaba… mientras que su cara, su cabeza y todo su cuerpo se hacía más pequeño y sus ojillos cada vez se escondían más y más…

Una tarde, en la última vuelta a punto de terminar mi turno, aunque sabía que ya no solía responderme, me dio por entrar en su habitación con toda la energía, y como hacía antes, le volví a saludar en francés: 

-“ Bonsoir, Monsieur don Carlos! Comment allez-vous?!”- 

Él, como ya hacía tiempo, no me respondió; no me miró. Le asistimos en sus necesidades más básicas, y al finalizar, ya casi de noche, insistí, y me despedí de él con alegría, como tantas otras veces:

-“ Bonne nuit, Monsieur don Carlos. À bien tôt, mon ami !!”-

Y entonces, cuando yo ya estaba en la puerta para salir, él me miró. Aquella vez sí. Volvió a mirarme con sus ojillos escondidos y brillantes, y sé que quiso hablarme y que no pudo. Me miró, y yo vi en sus ojos el silencio y su futuro más próximo. Y aquella tarde, ya oscura, fue la última vez que le vi. La última vez que vi a mi amigo, a mi paciente don Carlos. Descanse en Paz.

Comentarios

  1. Hola me gusta vuestro blog y escribo porque hace poco empece hace poco como auxiliar de enfermería por medio de esta web https://ciclosformativosfp.com/curso-ciclo-formativo-grado-medio-cuidados-auxiliares-de-enfermeria-a-distancia sin embargo me planteo hacer un curso de celador ¿creen que estoy a tiempo?

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Hola, Silvia. Pues claro que estás a tiempo de hacerlo. No veo por qué no ibas a estarlo. Mucho ánimo!

      Eliminar

Publicar un comentario

Entradas populares de este blog

MI VIDA DE AMARILLO 35.

MI VIDA DE AMARILLO 5.